El tradicional “Desayuno de Vendimia” es el mayor evento de la vitivinicultura argentina, donde la CORPORACION VITIVINICOLA, COVIAR, cumple con la responsabilidad de rendir cuentas sobre los avances y dificultades del Plan, y renueva el compromiso de la VISION ESTRATEGICA DE LA VITIVINICULTURA ARGENTINA
En la década de los`80 y principios de los `90, en la vitivinicultura se erradicaron más de 100.000 hectáreas de viñedos, el precio del vino cayó a menos de 3 centavos de dólar, desaparecieron más de 8.000 pequeños productores. Las Entidades vitivinícolas estaban desencontradas, defendiendo intereses propios donde no había diálogo posible…
El Plan Estratégico Vitivinícola fue la respuesta a esta situación y se transformó en un proceso inédito para una actividad económica en la Argentina. Se generaron las mesas de debate necesarias para abordar los problemas del sector. En ellas, los actores que están verdaderamente comprometidos en este proceso de cambio, públicos y privados, se hacen cargo de los problemas y buscan soluciones en conjunto, poniendo los conflictos y desacuerdos sobre una mesa común.
El Plan Estratégico Argentina Vitivinícola 2020 lleva 10 años en marcha. Desde el inicio nos propusimos trabajar en conjunto para consolidar mercados externos, reimpulsar el mercado argentino y lograr la sustentabilidad de los pequeños productores, base estructural del sector.
Ideamos el Plan Estratégico como respuesta a una de las mayores crisis de nuestro país, la del 2001, un punto disruptivo para toda la Argentina. En ese momento sostuvimos que alguien debía pensar en el mediano y largo plazo, en los grandes temas estructurales. Estábamos convencidos que debíamos nutrir nuestra actividad de una organización que “mirara” más allá de las coyunturas.
Desde hace ya 3 años la vitivinicultura vive nuevamente una crisis excedentaria que ha puesto, nuevamente, en riesgo todo lo que se había avanzado. La COVIAR trabaja en profundizar el espíritu de los acuerdos que llevaron a la construcción del Plan Estratégico: la búsqueda del consenso, el trabajo participativo, el respeto por la autoridad de los argumentos y la articulación de los intereses sectoriales. Este proceso social y colectivo implica profundos cambios en la cultura y en los hábitos de participación del sector privado y del sector público en la solución de los problemas de la actividad vitivinícola.