En 2009 iniciamos la ejecución del Proyecto de Integración de Pequeños Productores. El objetivo era muy ambicioso: contribuir a mejorar los ingresos de los pequeños productores integrándolos a la cadena de valor vitivinícola con tres herramientas:

  • contratos de largo plazo;
  • incorporación de tecnología y
  • asistencia técnica.

En 2014 pudimos concluir el proyecto con una inversión total de 97 millones de dólares.

2.660 productores firmaron contratos a diez años con 144 establecimientos vitivinícolas. Cada productor realizó sus compras en la zona de influencia de cada finca. Es decir, que el total de la inversión, unos 200 millones de pesos, se hizo a través de en unos 450 proveedores.

Colateralmente, este “trabajo de hormiga”, parral por parral, productor por productor, ordenó los registros catastrales de más de 1.600 productores que gracias a la Corporación Vitivinícola hoy son propietarios de sus fincas.

El Proyecto de Integración de Productores alcanzó a 9 provincias de todo el país y dio además trabajo a 150 ingenieros agrónomos y técnicos que brindaron asistencia técnica y capacitación.

Ejecutamos este Proyecto que ya está siendo replicado por el Banco Interamericano de Desarrollo en otros países, con el orgullo de haber hecho bien nuestro trabajo. Con la satisfacción de haber diseñado durante tres años una política pública a mediano a plazo -de esas que tanto se reclaman en nuestro país- codo a codo entre el sector público y el sector privado; de haberla ejecutado ininterrumpidamente por cinco años; de haber cumplido; pero además con el convencimiento de que sirve lo que hacemos.