Como parte del proceso de actualización del Plan Estratégico Vitivinícola conducido por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), desde julio de este año se realizaron Talleres de Construcción Participativa en los distintos oasis productivos del país.

Las jornadas de trabajo se desarrollaron en San Juan (en dos oportunidades en Pocito); Zona Norte de Mendoza (Lavalle, Guaymallén y Las Heras); Valle de Uco, Mendoza (Tunuyán, Tupungato y San Carlos); Zona Sur de Mendoza (San Rafael y General Alvear); Patagonia, en General Roca (Río Negro, Neuquén); Valles Calchaquíes (Salta, Tucumán, Jujuy y Norte de Catamarca); Zona Centro de Mendoza (Luján de Cuyo y Maipú), Norte Argentino (La Rioja y Catamarca) y Zona Este de Mendoza (San Martín, Rivadavia, Junín, Santa Rosa y La Paz).

El objetivo de los encuentros fue potenciar la participación de los diferentes actores que integran el aglomerado vitivinícola nacional, poniendo énfasis en una visión federal. Así los referentes analizaron percepciones sobre procesos disruptivos –en temas como competitividad, sostenibilidad ambiental, innovación, enoturismo, trabajo, educación, institucional, mercado interno y mercado externo– que podrían afectar a la vitivinicultura argentina en el mediano plazo a nivel global, pero también como parte del análisis, identifican fortalezas y debilidades regionales para hacer frente a esos procesos disruptivos.

En esta primera etapa de los Talleres de Construcción Participativa los asistentes discutieron qué objetivos estratégicos y estrategias deberían ser considerados en la actualización del plan. Luego del procesamiento de la información obtenida en los 10 talleres, el INTA volverá a mostrar los resultados a cada oasis productivo con el afán de integrar las propuestas seguir profundizando las fortalezas y dificultades de cada zona para darle forma definitiva al nuevo Plan Estratégico Vitivinícola 2030.

Entre los más de mil actores participantes los Talleres contaron con bodegueros, productores, enólogos, técnicos, miembros de cooperativas, profesionales, referentes institucionales de organismos técnicos, científicos, académicos, gubernamentales locales, provinciales y nacionales, representantes de entidades gremiales y empresarias, entre otros. En este sentido hay que poner especial énfasis en el acompañamiento de los gobiernos municipales y provinciales.

Con información los actores del sector discuten y se ponen de acuerdo en cuáles pueden ser las tendencias y variables críticas del contexto en el que nuestros productos llegarán a los consumidores y de la propia evolución de la cadena, considerando así como dimensiones el mercado interno, mercado externo, aspectos sociales (trabajo- empleo, educación-formación, asociativismo), ambientales e institucionales, además del enoturismo, la investigación, desarrollo e innovación, la competitividad y la distribución del ingreso en la cadena.

Con este proceso –que incluye los Talleres– la Corporación Vitivinícola Argentina se propone hacer un puente desde el diagnóstico de la cadena de valor realizado en los últimos años, a la actualización de las metas y objetivos del Plan Estratégico Vitivinícola, con una visión prospectiva y con foco en la innovación y la sostenibilidad social y ambiental, con la premisa de la información, el debate, el consenso y la convergencia entre el pensamiento y la acción. En un contexto complejo signado por el cortoplacismo, una vez más la cadena de valor vitivinícola propone, a contracorriente, construir el futuro.

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